Hace 4 años yo sentía que no había opciones tan a la mano, de productos mexicanos bien hechos en un sólo lugar.
Tenía que ir a un bazar o a alguna pop up ocasional.
Yo empecé a usar productos naturales para mi, porque estaba cansada de ir al súper y comprar cosas para mi cara o para mi cuerpo, que tenían un sinfín de ingredientes raros, fragancias y químicos. No me hacía sentido.
Encima de todo, tampoco me hacía sentido comprar un desodorante cada 2 meses y tener que tirar un empaque plástico a la basura. Un empaque que jamás se iba a deshacer. Al menos no en un futuro cercano, ni en el futuro de los nietos de los nietos de mis sobrinos.
Empecé a buscar productos que fueran amables con mi cuerpo.
Fui descubriendo marcas pequeñas con productos realmente buenos.
Encontré desodorantes, jabones, maquillaje… Era poco pero me sumergí en la búsqueda y cada que encontraba algo increíble pensaba: “Todo mundo debería conocer esto”.
Y un día, caminando por ahí, encontré este cachito de espacio que hoy tenemos y sentí algo.
Como si hubiera visto cosas pasar frente a mis ojos. Sentí que podía llegar a algo.
Abrimos con como 5 marcas y los pocos productos que existían.
He visto la evolución de cada una de ellas y de nuevos proyectos que salen, queriendo ser la alternativa e ir contra corriente.
He descubierto proyectos que enamoran de principio a fin.
No ha sido fácil. Y también, la responsabilidad ha crecido. Nos hemos mantenido firmes con los proyectos que queremos ofrecer en nuestro espacio.
Creo firmemente que un producto que dice ser ecológico viene y nace de una marca que se compromete a ver por los residuos que genera y el impacto que tiene en el entorno.
No ha sido fácil porque a veces lo que más vende o lo que más se busca no necesariamente es la mejor opción pero nos hemos mantenido firmes a ofrecer lo que realmente nos representa. Acá va.
1. Que sea vegano y libre de crueldad, porque creemos que no es necesario usar la vida de los animales de ninguna forma para nuestro beneficio y mucho menos para productos cosméticos.
2. Que sea natural, sí, pero con respeto a las plantas también. Nuestros proveedores estudiaron herbología micología o medicina. Hacen los productos con cuidado y con el respeto de los tiempos en la planta y en el suelo.
3. Funcionan. Traen un beneficio a quien los usa. Porque de nada sirve que algo sea ecológico y natural, si no funciona bien.
Y sobre todo, que lo que prometen ser, son.
4.Tienen algún tipo de compromiso con los residuos que se generan. Tienen algún programa de retornos de envase, de relleno, de rehuso o de reciclaje.
5. Tienen una intención detrás. Están hechos con amor, tratan a las personas involucradas de forma justa y ética. Son proyectos que promueven el trabajo en equipo, la comunidad y lo local.
Suena cursi pero, eso es lo que ha hecho moverse alcachofa y romero. No la ubicación de la tienda, no mis followers de instagram, no la moda.
Si no, la elección de mantenerse firmes a realmente hacer las cosas diferentes.
Gracias por unirte con nosotros.
Con cariño, Alcachofa.